Παραδείγματα από το σώμα κειμένου για I Samuel
1. Que era un objeto al menos peligroso lo sugiere la historia del pobre Oza, hijo de Abinadab: cuando David trasladó el arca a Jerusalén, Oza la tocó y cayó muerto en el acto (II Samuel, 6). Más difícil de valorar es el que durante el tiempo que la retuvieron en su poder, tras capturarla en batalla y colocarla en el templo de Dagón, a los filisteos les provocara hemorroides (I Samuel, 5). De existir -no hay que esperar de la Biblia en general verdad histórica, no era ésa su función-, el arca seguramente se perdió, fundida o destruida, en tiempo de Nabucodonosor II, durante la destrucción del Templo de Salomón en el 586 antes de Jesucristo.